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Dicho programa tiene un enfoque formativo, preventivo e integral, que se resume en tres componentes: promoción y educación para la salud, fomento a la activación física regular, y el acceso a alimentos y bebidas que facilitan una alimentación correcta.
Para su implementación, se capacitará a 23 mil 465 trabajadores de la educación, entre personal directivo, docente y administrativo, para dar cobertura a 23 mil 146 grupos de educación básica, en 4 mil 896 planteles de preescolar, primaria y secundaria.
Se pretende generar conocimientos, habilidades, destrezas y valores para hacer conciencia del impacto que tiene una dieta balanceada y la actividad física en la salud humana.
A través de la vertiente de acceso y disponibilidad de alimentos y bebidas que facilitan una alimentación correcta, se busca favorecer el consumo de agua, frutas, verduras, cereales, tubérculos, leguminosas y alimentos de origen animal.
Dichas acciones se realizarán coordinadamente entre la SEC , los Servicios de Salud de Zacatecas, el Instituto de Cultura Física y Deporte en el Estado de Zacatecas, el sector empresarial, industrial y organizaciones de Padres de Familia.
Fin. Todo esto suena bien. Se trata de un gran esfuerzo de autoridades y familias para generar una sociedad más sana. Un gran esfuerzo que se agradece. Pero Cuas. Justo cuando se realizan actividades como estas y legislar para sólo permitir el acceso a las escuelas de alimentos sanos, La empresa Marinela (propiedad de la Organización Bimbo , al igual que Barcel, Tía Rosa, Galletas Lara, etc) diseñó 12 miniproductos como gansitos, napolitanos y triki trakes, con menos de 140 calorías, para evadir la Ley de Alimentos Antichatarra y poder regresar a los puestos y cafeterías de miles de escuelas oficiales de educación básica.
El engaño está hecho. El Osito Bimbo saltó las normas de la nueva legislación al elaborar los mismos productos pero en tamaño pequeño y pudo así obtener su regreso a las millonarias ventas que se producen al interior de las instituciones educativas. Hasta vemos comerciales en TV que nos dicen: “las Botanas Barcel no son chatarra, en esto nuevos mini empaques, las frituras contienen el nivel de grasa permitido”. Lo que no mencionan, es que un niño no se va a comer un solo mini gansito de 25 gramos (la mitad del peso de uno normal), que contiene 99 calorías, 35% de calorías en grasa, que son los que aprobaría la SEP ; se llegará a comer 2 o hasta 3 de ellos para sentirse satisfecho y los niveles de grasa, adivinen… aumentarán.
De esta manera, la ley se convirtió en letra muerta. El esfuerzo se vuelve nada.
Cuando yo era pequeño (un pollito), para no jurar en vano, en vez de decir: “Verdad de Diosito lindo” decíamos: “Verdad del Osito Bimbo” lo cual se anticipaba como una mentira encubierta. A las grandes empresas les aterra que se fomenten los buenos hábitos alimenticios entre los jóvenes de las escuelas, porque ellos perderían –créanme- miles de millones de pesos en ganancias. Cuando yo era chico (aun me acuerdo) estas megaempresas hicieron lo contrario que ahora para generar una adicción a sus productos; los refrescos, por ejemplo, su presentación era de 355 mililitros (una Coca Chica tenía sólo 250 ml), y tomábamos uno al día. Luego llegaron paulatinamente las presentaciones de 600 ml, uno, 1.5, dos y 2.5 litros respectivamente. Sin darnos cuenta, un niño pasó de consumir 250 ml hasta dos litros y medio (que se los beben) en una jornada. ¿Qué pasó? Ellos cambiaron nuestros hábitos. Y el que ahora autoridades y pueblo quieran cambiar estas costumbres para bien, les afecta.
Algunos padres de familia consideran estos mini productos como una burla para las autoridades de educación, pues luego de todo el proceso de creación de la ley antichatarra, echaron a la borda el esfuerzo con la simulación de los productos mini que elaboró el Osito Bimbo, que nos jura que son buenos.
joseangel rendón delatorre
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