viernes, 25 de mayo de 2012


El papel de la juventud en la creación de una nueva sociedad


“¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco? ¿Sólo graffitti? ¿Rock? ¿Escepticismo? También les queda recuperar el habla y con memoria situarse en una historia que es la suya, no convertirse en viejos prematuros, tender manos que ayudan / abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno / sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente.”
Mario Benedetti


“En la actualidad los trabajadores pierden sus trabajos, los niños pierden su infancia, y los  jóvenes pierden las ganas de creer” leía esta frase de reflexión en un artículo académico universitario de Alemania. Esa afirmación coincide sin duda con nuestra realidad mexicana, con lo que escucho y veo cotidianamente a mi alrededor: personas sin empleo; niños de la calle trabajando, en lugar de estudiar o absorbidos por entero en la tecnología  de la modernidad.  Y lo que más me saltó en la mente… jóvenes que han perdido las ganar de creer, de creer… en qué, ¿En quién? ¿Para qué? ¿Tiene algún sentido?
La realidad de los jóvenes es avasallante. Esta apatía de participación social en los compañeros de la escuela me recordó la frase de una maestra que solía decirnos “lo que no pasa en un aula, no pasa en un país” y vi con tristeza, que en mi aula, en mi país, realmente debemos de darnos cuenta de que, como dijo Benedetti, “Hay por hacer un futuro, un futuro a pesar de nuestro pasado que está tejido con carencias, injusticias, crisis de valores y sociedades violentas, un pasado que se ha encargado de hacer presente ante nuestros ojos, una  imagen degradada del gobierno, un eterno culpable de todo cuanto malo nos pasa”. Debemos hacer un futuro mejor, aún en contra de quienes piensan que esto no es posible.
Un joven puede –debe– alzar la voz y ser escuchado, ser tomado en cuenta y hacer la diferencia. Una diferencia que les mostrará a todos que sí hay en qué creer, los jóvenes podemos transformar nuestra sociedad. El siglo XXI está a nuestro favor, nuestras armas son los Ipods, los black Berrys, y las redes sociales; hablo de usar inteligentemente las herramientas tecnológicas  para fines de organización social. Mark Zuckerberg creador del facebook ha dicho con sobrada razón que Las nuevas tecnologías, y “No la política tradicional será el elemento que cambiará nuestro mundo”, el resultado es que estamos YA irrumpiendo en el viejo mundo de los adultos para reclamar nuestros intereses y los de la mayoría de la población.
Nosotros podemos construir una sociedad mejor; jóvenes fueron los que organizaron la rebelión en Egipto el año pasado y derrocaron al dictador Mubarak, JÓVENES son los indignados de España que obligaron al gobierno a tomar medidas de emergencia para disminuir el desempleo, JÓVENES, quienes exigieron a Barak Obama disminuir los privilegios de los banqueros hundían a Estados Unidos en otra recesión. ¿Qué es lo que han hecho los jóvenes? Sacudirse al pasado y empoderarse con el presente, organizarse en pro de la construcción de mejores condiciones de vida, de sociedades más justas.
Hablo de sociedades más justas, ¿para qué?  Para tener todos los mexicanos, es decir nosotros y nuestros hermanos, oportunidades reales de una educación  y salud gratuita y de calidad, para tener la tranquilidad de que estudiar una carrera SI sea una garantía de inserción laboral digna, para tener la certeza de que podremos construir nuestros propios patrimonios viviendas dignas de manera honrada, sin salir de nuestro país, que los salarios de la alta clase política dejen de ser un insulto para el salario del obrero, en resumen, para volver a confiar, para volver a creer en el México que necesitamos, que nos merecemos y sobre todo, que ahora nos requiere con esta fuerza de la juventud que determina los cambios.
Quien, como yo, tenga claro en qué, porque y para qué creer, sabe entonces que los jóvenes aún tenemos mucho por hacer. Así pues: si nuestra sociedad deseamos transformar, ¡Debemos, con el ejemplo predicar!

Flor de María Rubio Ibarra


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