lunes, 20 de febrero de 2012

Arenas de Esperanza


LA FUERZA DEL ANDAR SAHARAUI
La historia del pueblo que nunca muere.

Las fotos de la exposición Arenas de esperanza de Pedro Valtierra narran con imágenes la lucha de los saharauis por su autodeterminación: lo que fue una guerra sorda, sin la espectacularidad a la que nos han acostumbrado últimamente en los medios, una batalla desigual en medio del desierto, entre las dunas, en los valles de arena, al otro lado de los campamentos improvisados, entre las tiendas que el ACNUR provee para crear ciudades nómadas.
Valtierra creía conocer la guerra antes de llegar al Sahara Occidental. Había estado en medio de los conflictos de la Latinoamérica de los años setenta: Nicaragua, El Salvador, Venezuela. Sabía de las tácticas en la selva, llena de lugares para esconderse, para confundirse con el verde, para camuflajearse en la exuberancia.
Pero ésta era otra guerra. Una lucha de tanques ocasionales, sin enemigos visibles, sin el fragor constante que conocía. Diferente, pero no por ello menos intensa. Conoció entonces de las tácticas del desierto, de cómo esconderse en el suelo, de la forma de cavar hoyos, de armamentos disimulados subterráneamente. El verde de la selva se convirtió en arena, pero el espíritu del movimiento de liberación era similar.
Recorrió entonces el territorio liberado. Y vio los tanques confiscados a los marroquíes, los entrenamientos y, sobre todo, los vestigios de lucha: las bombas, los cohetes antiaéreos, los restos de aviones, los caballos atravesando los valles de arena y, sobre todo, los muertos, esos muertos que el sirocco descubre a su paso de ráfaga. Son sus huesos, sus cascos, los jirones de un uniforme, todos en esa postura, como fueron quedando tras la batalla.
De regreso a los campamentos de refugiados en Tinduf, al sur de Argelia, ahí están los niños que hacen del exilio una fiesta, sus sonrisas en la formación para ir a la escuela, su juego infinito. Ahí están los ojos del rostro escondido de las mujeres, los talleres de confección de ropa y uniformes, los manjares del desierto en forma de una ensalada de betabel o de un buen plato de cous cous, la visita al hospital con el niño en brazos. Ahí está un alto en el camino para aprender las letras, para pasear con el ser querido, para andar pastoreando una chiva, para hacer la vida en una vida improvisada, en una vida que espera poder estar en paz.

ANA LUISA ANZA COSTABILE

PEDRO VALTIERRA RUVALCABA / FOTÓGRAFO, Nace en 1955 en Fresnillo, Zacatecas. En 1973 Inicia como auxiliar en el laboratorio de fotografía de la Presidencia de la República, y en 1975 es nombrado fotógrafo de esa dependencia. Entre 1977-1978 fue fotógrafo de El Sol de México, y posteriormente, de Uno más uno (1978-84). En 1984 organiza y dirige la Agencia Imagen latina. Ese mismo año ocupa el cargo de jefe de Cine y Fotografía en la Universidad Autónoma de Chapingo. Es Fundador del periódico Punto, que dirigió Benjamin Wong Castañeda; fundador y jefe de fotografía de La Jornada (1984-86); editor del suplemento “Cuarto obscuro” en el periódico Las Horas Extras (1986); fundador y director de la Agencia y Editora Cuartoscuro (1986 a la fecha); presidente de la Sociedad de Autores de Obras Fotográficas (1988-91); director de la revista Mira (1990-92); director general de la Revista Cuartoscuro (Junio/1993 a la fecha) y coordinador de fotografía en La Jornada (1995-2000).
Cuenta con más de 300 exposiciones individuales y más 70 colectivas en el país y el extranjero. Destacan exposiciones realizadas en Canadá, Cuba, España, Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Venezuela, Guatemala, Costa Rica y Ecuador. Ha recibido numerosos premios y galardones nacionales e internacionales.

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