lunes, 20 de febrero de 2012

El cambio, la pobreza, el éxodo y lo que viene

Joseangel Rendón Delatorre

Hemos oído hablar de sequía y de la mala situación del campo por mucho más tiempo del que quisiéramos. Escuchamos de 80 mil cabezas de ganado que han perecido, de una siniestralidad de cerca del 80 por ciento de la superficie cultivable en Zacatecas, que además, la gente que siembra a través de la agricultura protegida, los invernaderos, también fueron afectados con las heladas más severas de finales del 2011 y principios de este año, donde también perdieron parte de la producción en invernaderos. La situación de la industria que ocupa al 70 % de la población zacatecana se ha venido abajo con el tiempo, los malos programas, los manejos partidistas de las políticas, el usar al campesino (y aun al migrante, que es lo mismo en su versión allende las fronteras) como carne de campaña política, y un largo, larguísimo etcétera, ponen en una situación de jaque a lo que en algún momento fue llamado el granero del país.
El propio gobernador del Estado, Miguel Alonso Reyes, reconoció, durante la entrega de recursos a los afectados por la recurrente sequía que agolpa a nuestro estado, que “el sector rural está viviendo una situación muy difícil y finalmente esto impacta en el comercio, impacta también en las zonas urbanas, no solamente en las comunidades rurales sino que la falta de producción, la situación tan agravada, la falta de circulante hace que finalmente sea un circulo vicioso y sea una cadena muy, muy negativa la que hoy está viviendo Zacatecas”.
De antemano se sabe que todo programa de apoyo resulta insuficiente para palear la mala situación que viven los campesinos de nuestro estado. Es Alonso Reyes quien reconoce que el gobierno federal no pone lo necesario para ayudar a toda la población afectada, “El reto es muy grande, no es sencillo. Lo hemos dicho: no hay recurso público que alcance para poder realmente compensar los efectos de una contingencia climatológica de esta proporción”. Esto, sin mencionar que el campo llevaba ya un gran rezago que exigía recursos aparte para subsanar los elementos faltantes y hacer posible el progreso en esta industria.
Y se han hecho planteamientos por parte del Ejecutivo Estatal para mejorar la situación de la agricultura y ganadería zacatecanas, menciona Miguel Alonso propuestas como: Cosecha de agua, reconversión productiva, o como dijo en entrevista “Revisar de fondo toda esta atención al problema, desde luego aquellas acciones urgentes en materia de empleo temporal, de apoyos alimentarios, de apoyos que son necesarios para la población más afectada de las comunidades rurales del país y del Estado de Zacatecas… varios de estos elementos que Zacatecas había planteado meses atrás”. Pero, desgraciadamente, son tiempos electorales y los campesinos ya están cansados de esperar… esperar a que pase el 2 de julio, esperar a ver quién gana… de esperar el cambio de la situación que los aqueja, de esperar que la pobreza no los ataque cada vez más fuerte, de esperar ser nuevamente carne de campaña electoral y poder conseguir una cachucha, una camiseta, una despensa y a lo mejor, unos 500 pesos por la credencial. Vaya desesperanza la que agobia a nuestros campesinos. Y esto no es de hoy.
No por nada la mitad de la población zacatecana forma parte del llamado fenómeno migratorio, que es, ante todo, un síndrome social de llegar a la edad de poder lanzarse a la aventura del sueño americano. Padecer malos tratos, discriminación, falta de acceso a sistemas de educación, salud, seguridad, en un país extraño, viene siendo menos peor que padecer hambre, sed, impotencia por que no llega el agua, los apoyos, los programas. De continuar la situación de sequía y apoyos insuficientes, lo que hoy se denomina migración, en el cortísimo plazo se comenzará a llamar ÉXODO.
Cientos de zacatecanos campesinos ya están migrando a estados circunvecinos en busca de alguna oportunidad, cualquiera que sea posible; se van a Monterrey o Saltillo tratando de encontrar alguna chambita, porque ya no tienen ni para pagar al pollero que los podría pasar al “otro lado”. Estamos hablando de un éxodo que irá creciendo si no se abate la mala situación del campo, hablamos de repetir en nuestro estado imágenes de pueblos africanos completos buscando un lugar donde puedan encontrar un poco de agua y comida… hablamos de la urgencia de detener cuanto antes esta insostenible situación… pero son tiempos electorales. Las soluciones deben esperar.
Y ya no es cosa de si adelantan PROCAMPO, si se hace un programa de empleo temporal para la construcción de mil 200 bordos, más 500 bordotes que se llenarán si llueve algún día, no basta con que lleguen recursos adicionales a los adicionales de los adicionales. Lo dice el propio Gobernador: “Creo que esos 30 y tantos mil millones de pesos (que contempla el gobierno federal para todos los estados afectados) no son suficientes, es todavía un monto reducido para la gravedad del problema”
Se habla de cambiar la forma de trabajar de la mayoría de los zacatecanos, “De una cara nueva de la economía de Zacatecas, que permita no solamente estar viviendo de lo que había sido la actividad primaria en la entidad, la agricultura y la ganadería, evidentemente es una actividad fundamental y habrá que apostarle ahora con esta nueva circunstancia del cambio climático, pero la industria de auto partes que es uno de los cuatro grandes pilares que hemos diseñado en el proyecto económico 2010-2030” se espera (dicen que antes de que termine el sexenio de Calderón H. pero no creo que suceda antes del 2014) que contaremos con una línea de gas natural que hará posible el posicionamiento de nuevas industrias y por ende más trabajo. Pero, por ahora, mientras tanto y para siempre, lo que necesitamos es agua… agua para nuestra gente para nuestra tierra, para alimentar lo que podría ser una importante industria alimenticia competitiva a nivel mundial (El futuro, el gran futuro como industria, son los alimentos, que cada vez escasean más en nuestro planeta). Los japoneses compran mezcal, pero también necesitan (y mucho) alimentos (y los pagan bien) ¿No será tiempo de pensar que más que un gasoducto, nos haría más bien un acuaducto? Un proyecto industrializador hará posible una metrópoli, pero convertirá nuestro campo en un desierto.

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