EL JUICIO DE LA MIRADA
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMlKBm1n7JBDHbcfRDWIBwA-Nxlek5laEdO6fH8O0gi7LS4CMfSrImrjsZ5d431C2Q-NdNU20BU3BwSHPxp_lVnTMSSLVkRl96P7YfMnmAUQ5dC5RsmS1s7tE16QQpfuooXo6KbmGCDa4/s1600/ojos.bmp)
- La brisa de esta mañana
justamente ha logrado transportarme en el tiempo hacia algunos ayeres, serranos
y andantes, y…-suspiró nostálgicamente para proseguir- se ha impregnado mi
memoria de aquella mirada, si… de aquellos ojos que en su fondo descubrían el
regocijo inmenso de un corazón, que
destilaban un mar de ternura, una incredulidad emocionada que ventilaba
una suerte de sentimientos que rayaban en la devoción hacia la prenda
amada… Esa mirada, que llena de ilusión
abanderaba una felicidad desconocida… Una luz que resplandecía a través de una
cómplice sonrisa, respirábase en el ambiente una plegaria que imploraba en
silencio al Señor tiempo eternizarse en aquellos momentos, parecía que con
frenesí pactaban en sus adentros el alma, el corazón, el deseo y la ilusión,
que comprometíanse todos al tiempo, sin reservas y por unanimidad el
estacionarse en ese sentir por siempre, y si…, esa era la promesa que se
construía… con esa necesidad de entrega para aquel amor. Y he de aclarar, que
esa mirada, lucía extraordinariamente transparente, sus ropajes eran ausentes,
yacía desnuda ventilando sin defensas un alma enamorada, por eso podía verse
con claridad cuanto acontecía al fondo de aquella contemplación infinitamente
dulce… el ojo de la personalidad hallábase sucumbido sin voluntad ante el de la
esencia del ser que destilaba el más puro amor.
La Mirada, estaba atónita al
saberse tan amplia y certeramente descrita, le dejó sin aliento el saberse así
concebida, ni ella misma habría podido dimensionarse con tal precisión, esa
fracción de alma verdaderamente estuvo ahí, en aquellos ayeres lejanos que
ahora se hacían presentes.
Bajó del estrado destilando una atmósfera de
fe para la acusada.
Fue llamada a comparecer por la
fiscalía de la razón la segunda fracción del Alma afectada, quien denotaba una
estela de indiferencia aun antes de pronunciar palabra, así, se aprontó con
aplomo y dijo:
- De esa mirada, no debemos
olvidar que el ojo de la personalidad ha sido quien ha dominado su actuar, que
ha sabido fulminar con cruel indiferencia, que antes fue proyectada para burlarse
de otros sentimientos que iban tras de sí, que muchas veces ha sido dura,
esquiva e impenetrante. Que su fondo ha sido negro porque ha estado… Vacía, esa
es la palabra, carente de sentimiento alguno que fuera capaz de
ennoblecerle.
El abogado Corazón, pronto a su
defensa preguntó entonces:
- ¿Fue usted fracción del Alma,
vista así alguna vez por la acusada?, o mejor aún, ¿existe en la sala alguna
fracción del alma que así haya sido violentada?
El silencio reinó en aquella
asamblea y finalmente, la segunda fracción del Alma que permanecía en el
estrado respondió:
- No, jamás así para conmigo fue,
pero si con otros seres que su cariño le prodigaron… finalmente si no se ha de tomar en cuenta es lo que he
dicho para develar el otro lado de su mirar, lo que si debe pesar sobre su
condena es que esa luz de que se ha hablado, terminó por dejar en tinieblas un
sendero que antes juró iluminar, que ese mirar resplandeciente se diluyó en la
distancia, se ocultó en los abismos del tiempo, no se debe olvidar que dejó
tras de sí una cruenta confusión. Es necesario que se tome en cuenta que carga
sobre su conciencia una destrucción, un suicidio perpetrado por haber
abandonado a las sombras de la cobardía de su corazón, y de la sensatez de su
razón a aquella prenda de amor.
La autoridad que para el evento
eran la conciencia convertida en juez y la esencia del Alma, armaban su propio rompecabezas, a lo largo de
incontables días y noches estuvieron escuchando diferentes versiones del corazón
y de la razón.
Una vez concluido el juicio, el
jurado pudo pensar con claridad:
Esa mirada… que ante el tiempo y
la distancia, ante el olvido y la desesperanza, después de todo, defendía con
su verdad una historia bifurcada en la sensatez y la cobardía, en la locura y
la invención, en un sendero sin rumbo y sin destino, esa mirada, sublime, por
su naturaleza indestructible, argumentaba en su defensa que no hablaba con
voz humana, sino, con la esencia del
corazón, con destellos del amor divino y así, solo a ella, libre de la
perversidad que le rodeaba con tantos actos, decidieron otorgarle en su
veredicto una sentencia justa y el esperado perdón.
Había quedado la mirada, ante los
ojos de la audiencia como la gran responsable de los nexos existentes entre la
verdad y la mentira, entre lo real y lo imaginario, entre la esperanza y la
desilusión.
A punto de dictar sentencia estaba
el jurado, cuando de pronto, en la gran sala el Alma Entera irrumpió, su
fraccionado ser no estaba más resquebrajado, en una pieza, magníficamente unificada
y brillante, se plantó con delicadeza ante los presentes, miró a su alrededor
con temple suave, la atmósfera se cubrió de alegría al impregnarse de aquella
presencia que destilaba Luz Interior, se cimbró una paz antes desconocida en
aquel estrado. El Alma, ahora extraordinariamente recuperada habló:
- Amable jurado, no deben
desgastar más sus defensas, ni siquiera ya dictar sentencia, deben darse cuenta, que en el pecado se lleva
la penitencia, y que no son ustedes ya, más
jueces para aquella infortunada Mirada juzgar.
Dense cuenta que el daño ha
sanado, que de Alegría, de Verdad y Amor estoy ahora compuesta, deben ver ahora, con sus ojos de
la esencia, lo coartado que luce ahora la acusada Mirada, que con el tiempo y
la distancia se ha vuelto nada, ha perdido su fuerza, ha escondido su ilusión
añeja, se alimenta ahora de ensueños y fantasías en los que busca recuperar
aquella promesa del sentir por siempre, siéntanla por favor, ahora que al
ahogar su propia luz se encuentra ella en tinieblas, en espera de que el Alma
que en ella despertó el más puro amor, le regrese, de cuando un cuando, un
rayito de ilusión. -
En el acto, el jurado, la audiencia y los abogados callaron, al
sonido de aquel silencio todos se evaporaron, cesaron aquellas voces de causar
ecos en la conciencia, la luz del Alma resplandeciente le había iluminado, se dio cuenta que su Alma, había por entero ya
sanado.
Moraleja:
Jamás permitas que por la cobardía
del corazón, se pierda la luz de una mirada que guía y guarda la esencia que
cubre al Alma.
Flor
de María Rubio Ibarra
Alas
de Brisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario