chistes mamucos simplones y burlescos
— ¿Me da una habitación con baño?
— Le damos la habitación, pero el baño se
lo tiene que dar usted.
En la escuela, la maestra
dice: A ver Luis,
— ¿cómo te imaginas la
escuela ideal?
— ¡Cerrada, maestra!
— ¿Mamá, la estufa tiene
dientes?
— No, hijo.
— Entonces, el abuelo se
prendió fuego
¿Qué le dice una impresora a
otra?
¿Esta hoja es tuya o es
impresión mía?
¿Cómo se dice comida rápida en Chino?
Yatá.
Este era un niño tan feo,
pero tan feo, que cuando iba a salir a la calle, para darse ánimos le
preguntaba al teléfono:
— ¿Quién es el niño más bonito?
Y el teléfono sonaba
— tu tu tu tu tu tu tu tu tu…
Entra una señora a la
carnicería y dice:
— Deme esa cabeza de cerdo de
allí.
Y contesta el carnicero:
— Perdone señora, pero eso es
un espejo.
¿Cómo se dice, “estoy
perdido” en Chino?
¿On-toi?
Entra un nuevo profe al curso
y se presenta:
— Buenos días, mi nombre es
Largo.
— Dice Juanito:
— No importa, tenemos tiempo.
Un español se encuentra a un
chino y dice:
— ¡Hola!
— Y el chino dice:
— Las 12:30.
— A ver, hijo, ¿cuánto es 4
por 4?
— Empate.
— ¿Y cuánto es 2 por 1?
— Oferta.
En un anuncio del periódico
decía:
Hombre invisible busca a
mujer transparente para hacer cosas jamás vistas.
¿Cómo se dice estoy muerto en
Inglés?
Memory.
Era una señora tan gorda,
pero tan gorda, que cuando salía en la televisión, salía en todos los canales.
¿Qué es un beso?
Cuando el sujeto sujeta a la
sujeta con su jeta.
Era un hombre tan vago, que
cuando se murió, sus amigos pusieron la siguiente inscripción en su tumba:
“Aquí continúa descansando…”
Había una vez tipo tan, pero
tan viejo, que en lugar de espermatozoides tenía espermatozauros.
Cuando estás soltero te
gustan todas, pero cuando estás casado te gustan todas menos una.
Me puse el pantalón de
rayitas…
y Rayitas se quedó en
calzoncillos.
— Papa, ¿Tú tienes cuernos?
— Pues no sé, hijo, como
tengo tantas cosas en la cabeza…
Los hombres son como los
músicos: vienen, tocan y se van.
¿Qué es una vaca loca?
Un toro con bolso.
Dos amigas hablando:
— María, ¿Qué me darías por
mi marido?
— Nada.
— Trato hecho.
Van dos granos de arena por
el desierto y le dice uno a otro:
— Creo que nos siguen…
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