sábado, 1 de diciembre de 2012

Cronósfera


Pero te peinas, cuñao

(y nos pondremos guapos, como siempre) 

El IFE aprueba nueva credencial de elector con elementos biométricos ultramodernos… ¿Y?

El siglo XXI parece haber invadido el ambiente electoral. Recién se ha anunciado que la nueva credencial de elector de los mexicanos contará con elementos biométricos, código de barras unidimensional, fotografía (por delante y por detrás; anverso y reverso, pues, para que no piensen que es albur) y micro textos de seguridad (¿los micro textos son como las letras pequeñas de un contrato?), según lo aprobado por el Instituto Federal Electoral (IFE). Pero, ¿Este nuevo plástico hará un México más democrático?
Según Leonardo Valdés, consejero presidente del IFE, las nuevas credenciales contarán con “mecanismos de seguridad de alta resolución, similares a los que se usan en los billetes; una zona de lectura mecánica como la utilizada en los pasaportes, un código de barras adicional al que se accesará mediante la tecnología de prácticamente cualquier teléfono celular” (menos el mío, que todavía es tabicote). Ah, y que costará más barata; el uso de nueva tecnología en las credenciales no saldrá en más 15 pesos por plástico.
Y por si esto no nos parece suficiente, los consejeros del IFE aprobaron realizar una consulta técnica (no popular, por aquello de los chanchullos, carruseles, acarreados, etc.) para medir la posibilidad de encriptar el domicilio, que actualmente aparece en la parte frontal de las credenciales de elector; o sea que no aparecerá en la credencial, vendrá escondido para que sólo una máquina como las terminales de las tarjetas de crédito lo puedan leer, no cualquiera, pues. Esto lo pidieron los Senadores, que pretenden no incluir los datos personales para evitar secuestros, extorsiones y otros delitos que se saben dar en el país.
En este renglón se desató la polémica (nomás en este, nadie dice nada de que la nueva credencial será igual de vendible antes de cada proceso electoral; el clásico “Me da la credencial y le doy un dinerito, y se la regreso terminando las elecciones” que aparece en los comerciales del IFE y se vive en todos los lugares donde reina la pobreza -70 % del territorio nacional, nomás-), ya que hay quienes argumentan que esta credencial es la forma de identificación personal de todo mexicano, y sin dirección… no sirve de mucho; otros dicen que en un levantón lo primero que checan es la crede del IFE para ver donde vives (aunque un gran porcentaje de mexicanos conservan otra dirección, de cuando eran solteros o libres, pues) y eso hace más peligrosos a los plásticos.
Unos dicen que por ley se debe mantener el domicilio en las credenciales de elector, otros -Senadores, que les llaman- exigen quitar el domicilio del documento de identificación oficial en apego a la Ley de Protección de Datos Personales. Lo cierto es que ni una ni otra opción reducirá la inseguridad en el país. Si se nos prometió que tendríamos un sexenio más seguro con el retorno del PRI a la presidencia, ¿Por qué los senadores (de mayoría priísta) insisten en encriptar la dirección “por seguridad”? ¿Pos no que la seguridad va a mejorar? Es como anticipar una derrota ¿No? mal augurio político eso del “encriptado”. El crimen organizado está tan organizado, que antes de que encripten nuestros datos íntimos en la nueva credencial, ellos ya tendrán las maquinitas que lean esos pinches datos escondidos, por favor. El encriptado no es una solución, reitero.
Después de todo, ¿para qué diablos quieres una credencial de elector? Para que te dejen entrar en el antro (cada viernes, y eso para los chavos, porque a mí ya me piden la del INSEN), para cobrar un cheque (cada mes) o para votar (cada año), entonces fomenten la educación de cargar la credencial sólo cuando la vayan a necesitar, por favor.
Y volviendo a la tan anhelada y nunca realmente alcanzada democracia, las nuevas credenciales, con lo más nuevo en tecnología, infalsificables, detectables sólo con equipos sofisticados, son igual de vendibles que las anteriores, o sea que todas estas novedades tan anunciadas, no evitarán que la compra de votos (que siempre ha habido, por unos y otros partidos políticos) siga siendo un gran mal para la libertad de elegir nuestras autoridades. Credenciales bonitas, sí, pero la democracia seguirá igual, a lo mejor (o a lo peor) por otros setenta años, si no se propone un nuevo sistema que haga a los ciudadanos presentar la credencial y comprobar la huella digital de su dedo gordo a la hora de votar (como en las tiendas Coppel o algunos bancos que no te sueltan nada si no arrimas el dedo, para saber que de a de veras eres tú y no un güey que te compró la credencial por seiscientos pesos y se va a ir sin pagar), eso no sólo haría indudable tu identificación el primer domingo de julio, sino que aseguraría que fueras tú el que emitiera el voto, lo cual concebiría esas credenciales como invendibles: Un pequeño paso para el IFE, Un gran paso para la democracia… pero sigamos soñando, nuevas credenciales… mismas mañas.
La solución está como a 70 años luz de lejos, y hay quien ve esto de las “Nuevas y muy modernas credenciales” como una panacea para decir que la democracia es lo que fortalece a nuestro país, y dejar que las cosas sigan como están.

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