Las “Píldoras del día siguiente”
que deberían
inventarse.
Joseangel Rendón Delatorre
La
ciencia ha avanzado a tales dimensiones, que recientemente lanzó al mercado la
polémica “Píldora del día siguiente (PDS)”
(no es muy nueva, pero sí de este milenio, pues), con la cual, se puede evitar
un gran susto, de esos que duran 9 meses, si una chica la consume después de
tener relaciones sexuales (porque creo que ya nadie hace el amor) con el susodicho. La iglesia ha tachado este
medicamento como abortivo; algunos círculos sociales la ven como denigrante,
cuando simplemente es producto de una falta de planeación, un síntoma común de
la era moderna donde ya no se busca planear, prevenir, pensar en el futuro; se
retoma la frase “Duro y al catre” y el día después: se toman la píldora y se
olvidan de un futuro que podría encadenar a la pareja a una relación de por
vida que no desean en ese momento (tal vez nunca, para como se dan las
relaciones hoy en día). Se acabó el “espérame tantito”, “hay que llevarlo
lento”, “¿de veras me quieres?”, “debemos pensar en nuestro futuro”… nada…
noche de antro, cuás y luego la PDS.
Así las cosas, esta píldora es producto de una
necesidad de la sociedad moderna, pero… ¿En qué otras actividades del ser
humano actual también deberían inventarse “Píldoras del día siguiente”? Algunos
ejemplos:
El error de noviembre. “#ta madre, me gasté todo el aguinaldo en el
Buen Fin, en cosas que ni estaban tan baratas, no me quedó ni para el pavo,
tendré que pedir posada o empeñar lo que compré”. Como es muy común que el
mexicano no planee sus gastos, en cuanto le cae la lana se la gasta todita;
debería haber una PDS que si bien no
le regresara el dinero que dilapidó, de perdido le hiciera olvidar (algunos dicen
que ya se inventó y se llama megapeda del puente Lupe Reyes [el verdadero error
de diciembre], pero eso más que una solución, es como echarle limoncito a la
herida de la mala administración familiar). La píldora en cuestión haría que el
susodicho recapacitara y devolviera algunos de los artículos innecesarios que
compró en el Buenfín, para tener un guardadito por si se ofrece.
El error de Julio. Primer domingo de julio electoral, vas a las
urnas como siempre, sin haber escuchado atentamente las propuestas de los
candidatos en cuestión, nomás para que le hagan el agujerito en la credencial y
te manchen el dedo gordo. Con la boleta en tus manos tienes tres opciones
frente a ti: de tín, marín, dedó, pingüé (creo que son 4) y votas por el que
más sonó o por el que te acuerdas que escuchaste en el maremágnum de publicidad
política sin propuesta que te invadió los meses anteriores. Y cuás, gana el más
p… opular. Dos días después de que toma el poder te dices a ti mismo: “#ta
madre por qué voté por este %$+dejo, ya nos volvieron a saquear” (frase célebre
de Jolopo, que 36 años después aun se aplica). Entonces te gustaría haber
razonado el voto, escuchado las verdaderas propuestas y compromisos que el
candidato te hizo a ti candidote; te gustaría que hubiera una votación que te
permitiera sacarlo del poder si no hace bien las cosas (plebiscito, que lo
llaman en la ficción política), pero ya nos volvieron a $%ingar (otra vez). La
“píldora del día siguiente” para este caso haría que, al saber los resultados
de la votación razonaras “Ay güey, ¿Ganó este %$+dejo?” y al tomarla
solicitaras una segunda vuelta de votaciones para hacer a un lado a los que
solo entraron al proceso electoral para ganarse una lana (partiditos propiedad
de un político sañoso) y que todo el populi votara nuevamente por los dos con
mayor número de votos (segunda vuelta, que le llaman, pero que los partidos
nunca permitirán, pues corren el riesgo de quebrar) haciendo un verdadero
ejercicio democrático. Esta PDS solucionaría muchas de las broncas tuyas y del
país (o que el país tiene por tu culpa).
El error de junio (el pior). “¿Para qué voy a votar? si de todos modos va
a ganar fulanito” te dices a ti mismo antes de que suceda la votación, más por
las ganas de ya no escuchar tanta propaganda y frases vanas “Mejor vendo mi
credencial y así ganó una lanita”. Y cuás, sucede (me han contado), que hay
gente que por debajito del agua te da seiscientos pesos por tu credencial y te
la devuelve después de las elecciones. Y después de las elecciones aparece en
las actas que sí votaste, por sabrá dios quién (para ese momento ya te gastaste
los 600 que te dieron y te gustaría que ya hubiera pasado un largo año o dos
para que regrese alguien por debajito del agua). Pero nada, que no habrá ni
empleo ni despensas ni oportunidades de educación ni apoyos para el campo
durante todo el año, porque no te prometieron eso… no fuiste capaz de usar el
poder de tu voto para elegir a quien sí se hubiera comprometido por darte las
oportunidades que necesitas para lo más mínimo. Y piensas “¿Por qué no hay una
píldora del día siguiente que me permita aventarles sus %&$ches 600 pesos y
pensar bien por quién votar y exigir al poder que haga bien las cosas?” pero
eso… es muy difícil que se invente… lo llaman consciencia política, otra
ficción que no tiene por dónde.
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